jueves, 21 de abril de 2016

GABBER DANCE BATTLE: un sentidísimo homenaje en forma de single





Porque no todo va a ser iconoclasia, siempre ha de haber un lugar reservado al homenaje. Reconocer, por así decirlo, lo mucho que algo o alguien ha hecho por el mundo. Por nosotros. Por uno mismo. Rendir gozosa pleitesía ante aquello que, por haber SIDO, ha marcado la diferencia. Sea de uno o de muchos: poco importa en realidad, pues este tipo de movidas suelen ser muy en general. Sin llegar a lo abstracto. El homenaje, digo. 

Tras este apunte: me llena de orgullo y satisfacción poder ofrecer al mundo algo tan bello como es el acto dar las gracias a través de la música. La melodía vuela libre como una silla desde un octavo, cierto es: pero es el homenaje quien marca las parábolas etéreas por las que se desliza hasta nuestros oídos (o hacia el capó y la luneta de un Seat Toledo aparcado en zona verde, en el caso de la silla: o por qué no, hacia la coronilla de algún ser querido por alguien). 

Gabber: pocos movimientos musicales han sabido combinar con tanta pericia algunos de los aspectos más imprescindibles de la música ligera juvenil. Melodías de exquisita sensibilidad trenzándose por los musculados tendones del ardor delincuente, genuino sentimiento de rebeldía, tan presente en esas extrarradiales juventudes holandesas de principios de los 90'. Chándales de estampados extremadamente joviales (símbolo inequívoco de un carácter optimista y una visión no contaminada de la siempre sobrevalorada exclusión social), cadenas bañadas en oro, éxtasis de alta concentración y un simpático ramalazo ultraderechista eran las señas de identidad de aquellas hordas de querubines from beyond que, al ritmo de frenéticos zapateados —a medio camino entre lo ritual y lo estrictamente espástico— nos dejaron bien claro que LA JUVENTUD BAILA. 

Pero qué mejor manera de entenderlo —mejor dicho: comprenderlo en lo más profundo de sus surcos existenciales, como mínimo a 145 bpm— que a través de sus propios protagonistas. Unos vídeos, claro que sí:







Viendo estos sobrecogedores documentos históricos (sobre todo el primero, una auténtica clase magistral a dos carrillos), se me empañan los ojos de lágrimas. Y VA EN SERIO. Porque, seamos sinceros, HAY MUCHO HIJO DE PUTA SUELTO. Mucha barba y mucha mierda. Todos entienden de vinos. Vestidos como auténticos SUBNORMALES.  Que si vamos a la expo de la gente con la que trabajo en la agencia, que si he descubierto un rincón delicioso donde combinan las cervezas artesanales con el jazz y tu perra madre en una jaula vestida de Chita... Repito: digo esto con la mano en el corazón y compungido de cojones. Por eso, 

1. primero de todo, a modo de sentido homenaje
2. y en segundo lugar, a modo de grito de auxilio

dejo caer en el éter este nuevo single inspirado en los años dorados de este vigoroso movimiento tan lleno de honestidad, gorras y pastillas de las buenas-buenas. GABBER DANCE BATTLE: dedicado a todos aquellos que no se conforman con una juventud abúlica. A todos los que alguna vez hemos vomitado sangre mezclada con calimocho y pizza Tarradellas en un párking de polígono. Tres temas muy animosos que hablan sin ambages de algo auténtico y fluorescente: porque un chándal de táctel puede ser MUCHO MÁS que un chándal de táctel.

Esa peñita. ESA peñita.